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 Lectura online: Sangre Azul

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MensajeTema: Lectura online: Sangre Azul   Lectura online: Sangre Azul EmptySáb Dic 10, 2011 9:26 pm

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Sangre Azul
Título original: Frostbite
Traducido por Jen, Alba, Lala, Dawn, Luu y Geaf

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Prólogo


Las cosas mueren, pero no siempre se quedan muertas. Créeme, lo sé. Hay una raza de vampiros en este mundo que son literalmente muertos-andantes. Se llaman Strigoi, y si todavía no tienes pesadillas, deberías. Son fuertes, son rápidos, y matan sin vacilación ni misericordia. También son inmortales – lo que dificulta todavía mas destruirlos. Solo hay tres formas de hacerlo: una estaca de plata clavada directamente en el corazón, decapitación, o prenderles fuego. Ninguna de ellas es fácil, pero es mejor que no tener ninguna opción.

También existen en este mundo vampiros buenos. Se llaman Moroi. Ellos están vivos, cada uno tiene el increíble y fantástico poder de usar magia con uno de los cuatro elementos – tierra, agua, aire y fuego. (Bueno la mayoría de los Moroi, pueden hacer eso - explicaré más sobre esa excepción más tarde). Apenas usan su magia, para prácticamente nada, lo que es realmente triste. Habría sido una gran arma, pero los Moroi creen firmemente que la magia solo debe ser usada para cosas pacificas. Esa es una de las mayores reglas en su sociedad. Los Moroi son altos y delgados y no pueden soportar mucha cantidad de luz. Pero tienen sentidos sobre humanos que lo compensan: visión, olfato y audición.

Ambas clases de vampiros necesitan sangre. Supongo, que eso es lo que los hace vampiros. Sin embargo, los Moroi no matan para conseguirla. Todo lo contrario, ellos mantienen a algunos humanos cerca que voluntariamente donan pequeñas cantidades de sangre. Ellos se ofrecen, por que las mordidas de los vampiros contienen endorfinas que te hacen sentir, muy, muy bien, y pueden hacerse adictivas. Sé eso por propia experiencia. Esos humanos son llamados alimentadores, y son realmente adictos a los mordiscos de los vampiros.

Aún así, mantener a los alimentadores cerca, es mejor que hacer las cosas al estilo Strigoi, por que, como puedes esperar, ellos matan para obtener sangre. Creo que eso les gusta. Si un Moroi mata a una victima mientras ellos se están alimentando, el o ella, se trasformará en un Strigoi. Algunos Moroi hacen eso por propia elección, abandonando su magia y su dignidad por la inmortalidad. También se pueden transformar en Strigoi a la fuerza. Si un Strigoi bebe la sangre de una victima y hace que esta beba de la suya…bueno, ahí tienes a un nuevo Strigoi: eso le puede pasar con cualquiera: humano, Moroi, o… dhampir.

Dhampir.

Eso es lo que yo soy. Los dhampirs son medio humanos, medio Moroi. Me gusta pensar que tenemos las mejores características de ambas razas. Yo soy fuerte y robusta, como los seres humanos, también puedo salir al sol tanto tiempo como quiera. Pero, como los Moroi, tengo óptimos sentidos y rápidos reflejos. El resultado es que los dhampirs son los mejores guardaespaldas - que es lo que la mayoría somos. Nos llaman guardianes.

Pasé toda mi vida formándome para proteger a los Moroi de los Strigoi. Tengo un conjunto de clases especiales y de prácticas en la Academia de San Vladimir, una escuela privada para Moroi y dhampirs. Sé cómo utilizar todo tipo de arma y puedo dar algunas buenas patadas. Les he dado palizas a chicos que me doblan en tamaño, - dentro y fuera del aula. Y de hecho, son básicamente a quienes tengo que ganar, ya que hay pocas chicas en mi clase.

Pero si bien los dhampirs heredamos los buenos rasgos, hay algo que nosotros no heredamos. Los dhampirs no pueden tener hijos con otros dhampirs. No me preguntes por qué. No es que sea una genetista ni nada parecido. Si los seres humanos y Moroi se juntasen harían más dhampirs, que es donde venimos en el primer lugar. Pero esto apenas sucede; los Moroi tienden a permanecer lejos de los seres humanos. Sin embargo, por otro caso extraño de la genética, si los Moroi y los dhampirs se juntasen tendrían hijos dhampirs. Lo sé: es una locura. Se podría pensar que tendrían un bebé que es ¾ vampiro, ¿verdad?

Pues no. Mitad humano, mitad Moroi.

La mayoría de dhampirs nacen de hombres Moroi y mujeres dhampirs. Las mujeres Moroi prefieren tener bebés Moroi. Lo que esto normalmente significa que los hombres Moroi tienen relaciones con mujeres dhampirs y luego desaparecen. Esto convierte a muchas mujeres dhampirs en madres solteras, y es por eso que muchas de ellas no se conviertan en guardianes. Prefieren centrarse en criar a sus hijos.

Por consiguiente, solamente los chicos y un puñado de chicas son guardianes. Pero aquellos que optaron por proteger a los Moroi se toman en serio su trabajo. Los dhampirs necesitan a los Moroi para tener hijos. Tenemos que protegerlos. Por otra parte, es... bueno, lo más honorable que tenemos que hacer. Los Strigoi son malos y antinaturales. No es justo que se aprovechen de gente inocente. Los dhampirs que se entrenan para ser guardianes, lo tienen grabado desde incluso antes de que empiecen a caminar. Los Strigoi son malos. Los Moroi tienen que ser protegidos. Los guardianes lo creen firmemente. Yo lo creo.

Hay un Moroi al que quiero proteger más que nadie en el mundo: mi mejor amiga, Lissa. Ella es una princesa Moroi. Los Moroi tienen 12 familias reales, y ella es la que única que queda de una de ellas - la Dragomir. Pero tiene algo que hace que Lissa sea especial, aparte de ser mi mejor amiga.

Recuerdas cuando dije que cada Moroi controla uno de los 4 elementos? Bueno, resulta que Lissa usa uno que nadie sabía que existía hasta hace poco. El Espíritu. Durante años, creímos que simplemente no desarrollaría ninguna habilidad mágica. Y entonces cosas extrañas comenzaron a suceder a su alrededor. Por ejemplo, todos los vampiros tienen la capacidad llamada coacción que obliga a otros a hacer lo que ellos quieran. En los Strigoi es muy fuerte. Es más débil en los Moroi, y también está prohibido. Lissa, sin embargo, tienen esa capacidad casi tan fuerte como la de un Strigoi. Con solo parpadear, la gente hará lo que ella quiere.

Pero eso no es la mejor cosa que puede hacer.

He dicho antes que no siempre las cosas permanecen muertas. Bueno, yo soy una de ellas. No te preocupes- no soy como los Strigoi. Pero yo morí una vez. (No lo recomiendo.) Pasó cuando el automóvil en el que viajaba se salió de la carretera. El accidente me mató, mató a los padres de Lissa, y a su hermano. Sin embargo, en algún momento del caos - sin que ella se diese cuenta - Lissa usó el Espíritu para traerme de vuelta. No supimos eso durante mucho tiempo. De hecho, ni siquiera sabíamos que el Espíritu existía.

Desafortunadamente, había una persona que si lo sabía antes de que nosotras lo descubriésemos. Víctor Dashkov, un príncipe Moroi que se estaba muriendo, descubrió los poderes de Lissa, y decidió raptarla y hacer de ella su médico particular - de por vida. Cuando me di cuenta que alguien estaba siguiéndola, decidí tomar las riendas del asunto. Dejamos la escuela y vivimos entre los humanos. Fue muy divertido -, pero también estresante – ser unas fugitivas. Estuvimos así durante dos años antes de que las autoridades del San Vladimir nos cazasen y nos trajesen de vuelta hace unos meses.

Fue ahí cuando Víctor actuó, secuestrándola y torturándola hasta que ella hizo lo que el quería. En el proceso, tomó algunas medidas bastante extremas - como lanzarme a mí y a Dimitri, mi mentor, un hechizo de lujuria. (Hablaré de eso mas tarde.) Víctor también explotó la forma en que el Espíritu hace que Lissa sea mentalmente inestable. Pero incluso eso no fue tan malo como lo que hizo con su propia hija Natalie. Llegó a alentarla para que se convirtiese en una Strigoi para ayudarle a escapar. Ella terminó estacada.

Incluso después de ser capturado después de la fuga, Víctor no mostró ningún remordimiento acerca de lo que le había obligado hacer, eso me hace pensar que no me estaba perdiendo nada al crecer sin un padre.

Aun así, ahora tengo que proteger a Lissa de los Strigoi y los Moroi. Sólo unos pocos agentes saben sobre lo que ella puede hacer, pero estoy segura de que hay otros como Víctor que quieren usarla. Afortunadamente, tengo un arma extra para ayudarme a protegerla. En algún momento mientras ella me estaba curando durante el accidente de coche, un lazo mental se formó entre ella y yo. Puedo ver y sentir lo que ella experimenta. (Sin embargo, solo funcionada de un lado. Ella no puede “sentirme”.) Este vínculo me ayuda a mantener un ojo en ella y así saber si está teniendo problemas, pero a veces, es extraño estar en la cabeza de otra persona. Estamos seguras de que hay muchas otras cosas que el Espíritu puede hacer, pero no sabemos todavía lo qué.

Mientras tanto, trato de ser la mejor guardiana que puedo ser. Escaparnos retrasó mi formación, por lo que tengo clases extras para compensar y recuperar el tiempo perdido. No hay nada en el mundo que quiera más que mantener a Lissa a salvo.

Lamentablemente, tenemos dos cosas que a veces complican mi formación. Uno de ellas es que actúo antes de pensar. Cada vez estoy mejorando más a la hora de controlarme, pero cuando algo ocurre, tiendo a golpear primero y preguntar después. Cuándo trato de proteger a aquellos que están en peligro... bueno, las reglas me parecen opcionales.

El otro problema en mi vida es Dimitri. Fue él quien mató a Natalie, es fantástico.

También es muy apuesto. Ok - más que apuesto. Está buenísimo- del tipo, del tipo que te hace dejar de caminar en la calle o te hace chocar con el tráfico. Pero como ya he dicho, es mi instructor. Tiene 24 años. Estos dos son los motivos por los que no debería enamorarme de él. Pero honestamente, la razón más importante es que él y yo seremos guardianes de Lissa cuando ella se gradúe. Si él y yo nos centramos en nosotros, entonces eso significa que no nos centramos en ella.

No tuve mucha suerte intentando olvidarme de él, y estoy segura de que a él le pasa lo mismo. Parte de lo que lo hace tan difícil es que él y yo estábamos bastante excitados cuando estábamos bajo la influencia del hechizo. Víctor quería distraerme mientras secuestraba a Lissa, y había funcionado. Estaba dispuesta a perder mi virginidad, y Dimitri está dispuesto a hacerlo. En el último momento, rompimos el hechizo, pero los recuerdos están siempre conmigo y eso hace que de vez en cuando sea realmente difícil centrarse en los golpes durante un combate.

A propósito, mi nombre es Rose Hathaway. Tengo 17 años, me preparo para proteger y matar vampiros, estoy enamorada de la persona equivocada, y tengo una mejor amiga, cuya extraña magia puede volverla loca.

Ey, nadie dijo que el instituto fuese fácil.


Última edición por Alexa.dv el Jue Dic 15, 2011 11:47 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: Lectura online: Sangre Azul   Lectura online: Sangre Azul EmptyMar Dic 13, 2011 10:18 pm

Capítulo 1

Pensé que mi día no podría empeorar hasta que mi mejor amiga me dijo que podría volverse loca. Otra vez.

- Yo.. ¿Qué dijiste?- Yo estaba en el pasillo de su habitación, agachada sobre mis botas y ajustándolas. Levante mi cabeza, observé sus pensamientos a través de la confusión de cabello negro que cubría mi cara. Me había quedado dormida después de la escuela, y había pasado apresuradamente el cepillo por mi pelo para conseguir salir a tiempo. El pelo rubio platino de Lissa era liso y suave, por supuesto, suspendido sobre sus hombros como un velo de boda mientras me miraba con diversión.

- He dicho que creo que mis pastillas ya no son eficaces.- Me levanté y aparté el pelo de mi cara.

- ¿Qué significa eso?-, le pregunté.

A nuestro alrededor, los Morois pasaban a toda prisa, mientras se reunían con sus amigos para ir a cenar.

-Empezaste... - Baje mi voz. - Empezaste a tener tus poderes de nuevo? -Ella sacudió la cabeza, y vi un destello de arrepentimiento sus ojos.

-No. .. Me siento más cerca de la magia, pero aún no puedo utilizarla. Lo que he notado es principalmente más que otra cosa, ya sabes... Estoy cada vez más deprimida, de vez en cuándo. Para nada cercano a lo que solía estar-, añadió apresuradamente, al ver mi cara. Antes de que empezase a tomar las pastillas, el estado de ánimo de Lissa era tan malo, que se cortaba a si misma. -Sólo es un poco más de lo que era.-

-¿Qué pasa con las otras cosas que solías sentir? La ansiedad? Pensamientos ilusorios?- Lissa sonrió, sin tomárselo tan en serio como yo lo hacia.

- Suenas como si hubiera leído libros de psicoanálisis -. En realidad los había leído. - Estoy preocupada por ti. Si piensas que las pastillas no están haciendo efecto, tenemos que contárselo a alguien -.

-No, no.- Dijo rápidamente. -Estoy bien, de verdad. Todavía están haciendo efecto... sólo que no tan bien. No creo que deberíamos empezar a tener pánico todavía. Especialmente hoy, por lo menos. -

El cambio de tema funcionó. Descubrí a una hora que hoy iría a hacer mi test calificativo. Se trataba de un examen o mejor, una entrevista que todos los guardianes novatos tenían que pasar en la Academia de San Vladimir. Ya que había estado escondida con Lissa el año pasado, había perdido el mío. Hoy iba a ser llevada a algún lugar con un guardián fuera del campus en donde haría la prueba. Gracias por la advertencia, gente.

- No te preocupes por mí -, dijo Lissa sonriendo. – Hablaré contigo si empeora.-

- Muy bien-, le dije a regañadientes. Sólo para estar segura, abrí mis sentidos y me dejé sentir lo que ella realmente sentía a través de de nuestra conexión. Estaba diciendo la verdad. Ella estaba tranquila y feliz esta mañana, nada de que preocuparse. Pero en el fondo de su mente, sentí un punto negro, unos sentimientos incómodos. No la estaba consumiendo ni nada, pero tenía eran los mismos sentimiento de depresión y cólera que ella solía tener. Era sólo un poco, pero no me gustaron. Yo no quería eso allí. Intenté entrar todavía más en su mente para poder sentir mejor sus emociones y de repente sentí un extraño toque. Me envolvió un sentimiento horrible, y salí de su cabeza. Un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo.

- ¿Estás bien?- Preguntó Lissa frunciendo la frente. - Te ves enferma de repente.-

- Solo... nerviosismo por la prueba- le mentí. Vacilante, establecí nuestra conexión de nuevo. La oscuridad había desaparecido completamente. Sin dejar huella. Tal vez, después de todo, no tienen nada de malo.

-Estoy bien-. Señaló el reloj. -No llegarás a tiempo si no corres-. -Mierda- juré. Tenía razón. Le di un rápido abrazo. -Hasta luego! -

-¡Buena suerte!- Ella gritó.

Corrí a través del campus y me reuní con mi mentor, Dimitri Belikov, que estaba esperando al lado de un Honda. Qué aburrido. Supongo que no podía esperar que pudiéramos conducir por las carreteras de montaña de Montana en un Porsche, pero sería bueno ir en algo más guay.

-Lo sé, Lo sé-, le dije, al ver su cara. - Siento llegar tarde-. Entonces recordé que tenía de las pruebas más importantes de mi vida, y de repente, se me olvidó por completo Lissa y las pastillas que probablemente no estuvieran haciendo efecto. Quería protegerla, pero eso no significa mucho si no conseguía pasar la escuela y convertirme en una verdadera guardiana. Dimitri estaba ahí, hermoso como siempre. El masivo edificio de ladrillo echaba largas sombras sobre nosotros, asomando como alguna gran bestia en la luz oscura de antes del amanecer. A nuestro alrededor, la nieve comenzaba a caer. Observé como los cristalinos y brillantes copos caían suavemente. Algunos aterrizaban y se fundían en su cabello oscuro.

-¿Quién más viene?-, Le pregunté.

Él se encogió de hombros. -Sólo tú y yo-.

De repente cambió mi estado de ánimo de "feliz" a "emocionado". Dimitri y yo. Solos. En un coche. Esto muy bien puede valer una prueba sorpresa.

-¿Está muy lejos?- En silencio, supliqué que fuese un viaje realmente largo. Como, uno que nos llevase una semana. Que implicase pernoctar en hoteles de lujo. Tal vez tropezamos con un banco de nieve, y sólo en calor corporal nos mantendría con vida.

- Cinco horas.-

-Oh-

Un poco menos de lo que esperaba. Pero sí, 5 horas era mejor que nada. I tampoco eliminaba la posibilidad de un banco de nieve. La carretera oscura y llena de nieve habría sido difícil para la conducción de un humano, pero no se mostró como un problema para los ojos de un dhampir. Miré hacia adelante, tratando de no pensar en la barba de Dimitri llenado el coche con un limpio, fuerte olor que me hacia querer derretirme. En lugar de ello, traté centrarme en la prueba de nuevo. Es el tipo de prueba no se podía estudiar. O pasabas o no. Guardianes de alto nivel visitaban a los novatos y los evaluaban individualmente para discutir su compromiso para ser guardianes. No sabía exactamente lo que se pedía, pero según los rumores se habían acumulado a lo largo de los años, los guardianes mayores evaluaban el carácter y dedicación, y algunos novatos se habían considerado inapropiados para continuar el camino de los guardianes.

-Ellos no suelen venir a la Academia?- Le pregunté a Dimitri. -Quiero decir, estoy a favor del viaje pero porque nosotros estamos yendo hasta ellos?-

-En realidad, vas a él, no ellos-. Un suave acento ruso salió de las palabras de Dimitri, la única indicación de donde había crecido. De lo contrario, yo estaba segura de que hablaba inglés mejor que yo.

-Dado que este es un caso especial y que nos está haciendo un favor, nosotros estamos haciendo el viaje -.

-¿Quién es?-

-Arthur Schoenberg-. Saque mis ojos de la carretera y mire a Dimitri.

-¿Qué?- Grite.

Arthur Schoenberg era una leyenda. Fue uno de los grandes cazadores en la historia de Strigoi, guardianes de la vida y que solía ser la cabeza del Consejo de Guardianes - el grupo de personas que designaban los guardianes para los Moroi tomaban las decisiones por todos nosotros. Él finalmente se retiró y regresó a proteger una de las familias reales, la Badica. Incluso jubilado, yo sabía que todavía era letal. Sus hazañas fueron parte de mi plan de estudios.

-¿No… no disponen de ninguna otra persona?- Le pregunté en voz baja. Pude ver como Dimitri sonreía.- Estarás bien. Por otra parte, si él te aprueba, será una gran recomendación para dejar en tu historia -. Dimitri usaba el primer nombre de uno de los guardines más increíbles. Por supuesto, Dimitri también es increíble, así que no debería de estar sorprendida. El silencio cayó sobre el coche. Me mordía los labios, de repente me preguntaba si podría entrar en los patrones de Arthur Schoenberg. Mis notas eran buenas, pero cosas como escapar y meterme en peleas podría empezar a dudar acerca de cómo seria en mi futura carrera.

- Estarás bien-, dijo Dimitri. –Lo bueno de tu historia sobrepasa todo lo malo.- Era como si a veces pudiera leer mi mente. Sonreí un poco y lo miré a escondidas. Fue un error. Tenía un cuerpo largo y delgado, incluso sentado era obvio. Ojos abismalmente negros. Cabello marrón a la altura del hombro atado detrás del cuello. Parecía que el pelo fuera de seda. Yo sabía porque había pasado mis dedos en él cuando Víctor Dashkov puso en marcha el hechizo de la lujuria. Con grandes dificultades, me obligó a mí misma a comenzar a respirar de nuevo y mirar lejos.

- Gracias, entrenador.-Lo provoqué, enclavándome en mi asiento.

- Estoy aquí para ayudar-, respondió. Su voz se relajo - inusual en él. Él generalmente hablaba con fuerza, listo para un ataque. Probablemente iba seguro dentro del Honda o al menos tan seguro como podía a mí alrededor. Yo no era la única que había tenido problemas para ignorar la tensión romántica entre nosotros.

-¿Sabes lo que realmente ayuda?- Le preguntó, sin encontrar sus ojos.

-¿Hmm?-

-Si apagas esa música mala y pones algo que se hizo después de la caída de la Muralla de Berlín.- Dimitri se rió.

–Tu peor clase es la historia, y de alguna manera, ya sabes todo sobre Europa Occidente -.

- Oye, tengo que obtener el material para mis chistes, camarada-. Aún sonriente, cambió la emisora. Para una country.

- ¡Hey! Que no era lo que yo tenía en mente -, exclamé. Pude ver como estaba a punto de reír de nuevo.

-Elige. Es uno o otro.- Suspiro. –Vuelve a las cosas de los años 80-. Regresó a la emisora, y yo crucé mis brazos por encima de mi pecho mientras una banda europea cantaba acerca de cómo el video había destruido la radio. Yo quería matar a alguien de la emisora de radio. De repente, cinco horas no parecían tan cortas como yo pensaba. Arthur y la familia que él protegía vivían en una pequeña ciudad en la I-90 fuera de Billings. La opinión de los Moroi por regla general fue dividida sobre los lugares para vivir. Alguien discutió que las grandes ciudades eran mejores porque permiten a los vampiros estar mezclados con multitud, por la noche las actividades no atraen mucho la atención. Otros Moroi, por ejemplo, esta familia, al parecer, eligió las ciudades con menos personas, creyendo que si había menos personas para que los notaran entonces se notarían. Convencí a Dimitri para parar a por comida en un restaurante 24 horas en la carretera, y entre eso y detenernos para los suministros, era cerca del mediodía cuando llegamos. La casa fue construida en un estilo lujoso, con la madera pintada de color gris y grandes ventanales - pintadas para bloquear el sol, por supuesto. Parecía nueva y cara, e incluso está en medio de la nada, fue lo que esperaba para los miembros de la realeza. Salté del coche, empapado mis botas con centímetros de nieve que acumulados en la entrada.

El día era cálido y tranquilo, a excepción del ocasional susurro viento. Dimitri y yo caminamos hasta la casa, siguiendo una roca que cortaba el jardín. Yo podía verle regresar al "negocio", pero en general su actitud era tan feliz para mí. Ambos tenían una especie de actitud de la culpa por haber deseado el viaje en coche. Mis pies resbalaron en la entrada cubierta con hielo, y Dimitri me aguanto instantáneamente. Tuve una extraña sensación de deja vu, recordando la primera noche en que nos encontramos, cuando él me había salvado de una caída como esa. Temperaturas frías o no, su mano parecía muy caliente, incluso con las capas de mi abrigo.

-¿Estás bien?-Me soltó, para mi desanimo.

- Sí,- le digo, lanzando con ojos acusadores a la acera de hielo. -Estas personas nunca han oído hablar de la sal? -Dije en broma, pero de repente Dimitri dejó de caminar y yo también me paré inmediatamente. Su expresión se volvió tensa y alerta. Él giro la cabeza, los ojos mirando el entorno, el blanco cortinas alrededor, antes de regresar a casa. Quería preguntarle, pero algo en su postura me dijo que me quedara callada. Estudió la construcción durante casi un minuto completo y, a continuación, miró hacia abajo a la entrada, cubierta con hielo roto sólo por nuestros pasos. Cuidadosamente, se acercó a la puerta, y yo le seguí. Se volvió a parar de nuevo, esta vez para estudiar la puerta. No estaba abierta pero no estaba completamente cerrada. Parecía que había sido celebrado no estaba sellada. Mirando más a fondo, puso de manifiesto deficiencias en los bordes de la puerta, parecía que había sido forzada en algún momento. Abriéndola con un toque cuidadoso. Dimitri deslizó sus dedos delicadamente donde se encontraba la mordedura de la puerta, su aliento hacia pequeñas nubes de aire. Cuando tocó la maneta de la puerta, hizo un ruido, como si estuviese rota. Por último, hablo en silencio - Rose, espera ir en el coche.-

-Pero yo-

-Ves-.

Una palabra, pero llena de poder. En aquella única sílaba, me acordé del hombre que yo había visto echando gente y peleando contra un Strigoi. Me volví, moviendo la nieve cubiertos con capas prefiriendo eso a arriesgarme en la acera. Dimitri se paro, y no se movió hasta que entre de un salto en el coche, cerrando la puerta lo más suavemente posible. Entonces, con sus cuidadosos movimientos, que empujó la puerta y desaparecido hacía dentro.

Quemándome de la curiosidad, conté hasta diez y salte del coche. Yo sabía que no debía ir tras él, pero yo tenía que saber lo que estaba sucediendo en la casa. La acera y la carretera indicaban que nadie había estado allí durante algunos días, pero también podría significar que los Badicas simplemente nunca habían salido de la casa. Era posible, supuse que fueron víctimas del asalto humano común. También es posible que algunos habían asustado y el hecho de… como los Strigoi. Yo sabía que esa posibilidad era la que había echo que la cara de Dimitri se volviese tan disgustada, pero parecía un escenario poco común con Arthur Schoenberg de servició. Parada en la carretera, miré al cielo. La luz era fría y húmeda, pero estaba ahí. Mediodía. El punto más alto del sol. Los Strigoi no podían salir de la luz del sol. No necesitaba tener miedo, pero la ira de Dimitri.Paseo alrededor de la casa, caminando en nieve profunda - casi un pie de profundidad. Supongo que no había nada extraño en la casa. Estalactitas colgaban de la tubería, y las ventanas pintadas no revelar secretos. Mi pie golpeo algo de repente, miro abajo. Allí, medio enterrados en la nieve, había una estaca de plata. Había sido arrojado en el suelo. La cogí sacándola de la nieve, frunciendo la frente. Qué estaba haciendo esta estaca aquí? Las estacas de plata eran caras. Eran la cosa más mortal que tenía un guardián, capaz de matar a un Strigoi con un solo ataque en el corazón. Cuando se forjaban, 4 Morois la encantaban con la magia de cada uno de los elementos.

Yo no había aprendido a utilizar una aún, segura en mi mano, de repente me sentí segura mientras continué mis análisis. Una gran puerta guiaba al patio de atrás de la casa por una cubierta que sería probablemente la diversión en el verano. Pero el vidrio del patio estaba roto, de modo que una persona podía cruzar fácilmente la misma. I sobie degrada la cubierta, mirando la hielo, a sabiendas de que me metería en problemas cuando Dimitri encontrara lo que estaba haciendo. Y a pesar del frío, mi cuello no paraba de sudar.

Luz del día, la luz del día, me acordé. Nada de qué preocuparse. Llegó al patio y estudio el cristal oscuro. No podía decir lo que se había roto. Dentro, la nieve había invadido y había hecho una pequeña corriente en la alfombra de color azul claro. Arrastre el pomo de la puerta, pero estaba bloqueado. No que había hecho la diferencia. Cuidadosamente para no cortarme, alcanzo la apertura y abro el pomo des de dentro. Saque mi mano cuidadosamente y tiró de la puerta. Silbó levemente a lo largo del camino, un sonido que aún parecía más bien ruidoso en el misterioso silencio. Pasé por la puerta, entrando la luz del sol, que entró por la puerta. Mis ojos se ajustaron por la disminución de la luz. Viento entraba por la apretura del patio, bailando con las cortinas a mi alrededor. Yo estaba en una habitación. Tenía todos los elementos que cabría esperar. Sofá. Tv. Una mecedora.

Y un cuerpo.

Era una mujer. Ella estaba sentada en frente del televisor, su pelo negro en el suelo cerca de ella. Ella miró sus ojos sin vida, su rostro pálido - más pálidos, incluso que un Moroi. Por un momento pensé que su pelo estaba cubriendo también su cuello, demasiado, hasta que me di cuenta de que eso en su piel era negro sangre - sangre seca. Su garganta había sido cortada. La escena surrealista fue tan horrible que no reconocen lo que yo estaba viendo al principio. Con su postura, la mujer podría estar muy bien dormida. Entonces vi el otro cuerpo: un hombre de perfil sólo a unos pocos pies de distancia, oscuras manchas de sangre de la alfombra a su alrededor. Otro cuerpo se encontraba cerca del sofá: un niño pequeño. En toda la habitación estaba otro. Y otro. Había cuerpos en todas partes, los cuerpos y sangre.

La escala de la muerte de repente a mi alrededor fue registrado, y mi corazón comenzó a golpear más rápido. No, no. No era posible. Era de día .Cosas malas no podían suceder de día. Uno gritó empezó a crecer en mi garganta, que se detuvo de repente, cuando una mano con guantes apareció detrás de mí y cerro mi boca. Empecé a pelear, y luego sentí el olor de la barba de Dimitri.

-Porque-, dijo, -Nunca escuchas? Tú estarías muerta si ellos siguieran aquí -. No podía responder, a causa de su mano, y debido al shock. Yo había visto a alguien muerto antes, pero nunca había visto la muerte esta magnitud. Después de casi un minuto, Dimitri finalmente tomó su mano, pero se quedo cerca de mí. No quería mirar más, pero era incapaz de sacar mis ojos de la escena que tenía delante de mi. Cuerpos por todos los sitios. Cuerpos y de sangre. Por último, me volví hacia él.

-Es de día- susurro. -Las cosas malas no ocurren de día -. Oigo la desesperación en mi voz, una niña implorando que alguien dijese que ese era un mal sueño.

-Cosas malas pueden suceder en cualquier momento-, dijo. -Esto no ha ocurrido durante el día. Probablemente ocurrió hace un par de noches. –

Me atreví a dar una mirada de nuevo al cuerpo y mi malestar estomacal volvió. Dos días. Dos días que estaban muertos, para que borren su existencia - sin que nadie en el mundo supiera que usted se había ido. Mis ojos encontraron el cuerpo de un hombre cerca de la entrada de la sala. Él era alto, muy musculoso para ser un Moroi. Dimitri debió notar cuando lo miré.

-Arthur Schoenberg-, dijo. Veo la sangrienta garganta de Arthur.

-Él está muerto-, le digo, como si no fuera perfectamente claro. - ¿Cómo puede estar muerto? Como un Strigoi mato a Arthur Schoenberg? -No parece posible. No se puede matar a una leyenda. Dimitri no respondió. En lugar de eso movió sus manos hacia a bajo y se cerraron donde mi mano aguantaba la estaca. Cedí.

-¿De dónde lo has sacado?-, Preguntó. Afloje la mano y le permití coger la estaca.

-Fuera. En el suelo.- Levantó la estaca, estudiandosu superficie mientras brillaba contra la luz del sol.

-Se rompió la sala-. Mi mente, todavía aturdida, se tomó un tiempo para procesar lo que había dicho. Entonces entendí. Las salas eran anillos mágicos lazados por los Moroi. Como las estacas, se hicieron utilizando la magia de los cuatro elementos. Era necesario un gran usuario de la magia Moroi, generalmente un grupo por cada uno de los elementos. La sala podía bloquear el Strigoi porque la magia estaba conectada a la vida y los Strigoi fueron asesinados. Pero las salas se agotan rápidamente y necesitan mucho mantenimiento. La mayoría de los Moroi no los utilizan, pero en algunos lugares lo usan. La academia de San Vladimir utilizaba varios.

-Los Strigoi no pueden tocar las estacas,- le dije. Me di cuenta que yo estaba utilizando muy

- No pueden - y –No-. No era fácil cambiar sus creencias. -Y ningún Moroi o dharpir haría eso -.

-Un ser humano podría-. Me encontré con sus ojos.

- Los humanos no ayudan a los Strigoi - me detuve. Allí estaba de nuevo. No. Pero no lo podía evitar. Lo único en lo que podemos confiar en la lucha contra un Strigoi son sus limitaciones - el sol, la sala, la estaca magia, etc. Utilizábamos la debilidad de ellos en su contra. Si ellos tuvieran otros seres que los ayudaran y no les afectaban sus limitaciones... El rostro de Dimitri estaba rígido, todavía listo para cualquier cosa, pero un pequeño resplandor de alegría cruzo sus ojos negros mientras él me miraba emprender mi batalla mental.

-Esto lo cambia todo, no?-, Le pregunté.

-Sí-, dijo. –Lo cambia-.
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MensajeTema: Re: Lectura online: Sangre Azul   Lectura online: Sangre Azul EmptyJue Dic 15, 2011 11:57 pm

Capítulo 2


Dimitri hizo una llamada telefónica y un verdadero equipo del SWAT apareció.

Sin embargo, les llevó un tiempo, y cada minuto que pasaba parecía un año. Finalmente no pude aguantar más, y regresé al coche. Dimitri examinó la casa a fondo y después regresó a sentarse conmigo. Ninguno dijimos ni una palabra mientras esperábamos. Una presentación de diapositivas de los terribles acontecimientos pasaba todavía por mi mente. Estaba asustada y me sentía sola y solo deseaba que el me abrazase o me confortase de alguna manera.

Inmediatamente, me regañé por querer eso. Me recordé por enésima vez que él era mi instructor y no tenía por que reconfortarme, sin importar la situación. Además, quería ser fuerte. No debía de salir corriendo detrás de un chico cada vez que las cosas se pusiesen feas.

Cuando el primer grupo de guardianes apareció, Dimitri abrió la puerta del coche y me miró. "Deberías ver cómo funciona".

Sinceramente, no quería volver a ver aquella casa, pero de todas formas lo seguí.

Aquellos guardianes me eran desconocidos, pero Dimitri si los conocía. Él siempre parecía conocer a todo el mundo. Este grupo se sorprendió al encontrar a una novata en la escena, pero ninguno protestaron en contra de mi presencia.

Caminé detrás de ellos mientras examinan la casa. Ninguno de ellos tocó nada, pero se arrodillaron cerca de los cuerpos y estudiaron las manchas de sangre y las ventanas rotas.

Al parecer, los Strigoi habían entrado en la casa a través de algo más que la puerta y el patio.

Los guardias hablaban en tonos bruscos, sin mostrar el asco y el miedo que yo sentía. Eran como máquinas. Uno de ellos, la única mujer del grupo, se arrodilló cerca de Arthur Schoenberg. Yo estaba intrigada por que las mujeres guardianas son muy escasas. Oí que Dimitri la llamaba Tamara, y parecía tener unos 25 años. Su pelo negro apenas le llegaba a los hombros, como era normal en todas las mujeres guardianas.

Mientras examinaba el rostro del guardián muerto, la tristeza invadió sus ojos.

"¡Oh, Arthur," dijo. Como Dimitri, ella podía transmitir muchas cosas en tan sólo unas pocas palabras. "Nunca pensé que vería este día. Él fue mi mentor. "Con otro suspiro, Tamara se levantó.

La expresión de su cara volvió cambio de nuevo, como si el tipo que la había entrenado no se encontrase muerto delante de ella. No podía creerlo. Fue su mentor. ¿Como podía mantener este tipo de control? Durante medio segundo, me imaginé a Dimitri muerto en el suelo en lugar de él. No. Yo nunca podría mantener la calma en su lugar. Yo habría enloquecido. Habría gritado y pateado cosas. Habría golpeado a cualquiera que me dijese que todo estaría bien.

Afortunadamente, no creía que nadie pudiese tumbar a Dimitri. Lo había visto matar a un Strigoi sin siquiera sudar. Era invencible. Totalmente poderoso. Un dios. Por supuesto, también lo había sido Arthur Schoenberg.

"¿Cómo lo han hecho?" Dije de repente. Seis pares de ojos se fijaron en mí. Esperaba una mirada de desaprobación de Dimitri, por mi interrupción, pero el parecía curioso. "¿Cómo lo han matado?"

Tamara se encogió un poco de hombros, su rostro todavía tranquilo. "De la misma manera que mataron a todos los demás. Es mortal, al igual que el resto de nosotros".

"Sí, pero el es... ya sabes. Arthur Schoenberg".

"Dínoslo tu, Rose", dijo Dimitri. "Has visto la casa. Cuéntanos como lo lograron. "

Cuando todos ellos me miraron, me di cuenta de que tal vez, después de todo, iba a hacer la prueba. Pensé en todo lo que sabía y había visto, tragué, tratando de descubrir cómo lo imposible se había convertido en posible.

“Hay cuatro puntos de entrada, lo que significa por lo menos 4 Strigoi. Había siete Moroi..." La familia que vivía aquí tenía invitados, lo que había hecho que la matanza fuese todavía mayor. Tres de las víctimas eran niños "... y tres guardianes. Muchas muertes. Cuatro Strigoi no podrían haberlo hecho. Seis probablemente si, si fueron por los guardianes primero y los pillaron desprevenidos. La familia estaría realmente asustada para luchar".

"¿Y cómo pillaron a los guardias desprevenidos?" incitó Dimitri.

Dudé. A los guardianes, como regla general, nunca se los pillaba desprevenidos. "Porque rompieron las custodias. En una casa sin custodias, probablemente hubiese un guardián caminando por el jardín de noche. Pero aquí, ellos no lo hicieron".

Esperé por la próxima pregunta obvia, por la de cómo se habían roto las custodias. Pero Dimitri no preguntó. No era necesario. Todos lo sabíamos. Todo el mundo había visto la estaca. Otra vez, un escalofrío recorrió mi columna vertebral. Humanos que trabajaban con Strigoi - un gran grupo de Strigoi.

Dimitri simplemente cabeceó como una señal de aprobación, y el grupo continuó analizando la escena.

Cuando llegamos el cuarto de baño, traté de no mirar. Ya lo había visto antes con Dimitri y no tenía ninguna intención de repetir la experiencia. Había un hombre muerto, y su sangre seca contrastaba contra los azulejos blancos. Además, esta habitación estaba en el interior, no hacia tanto frío como en el patio. El cuerpo no se había conservado tan bien. Aún no olía mal, exactamente, pero tampoco tenía buen olor.

Pero cuando empecé a girarme para salir, vi algo de color rojo – de hecho, era de un color marrón- en el espejo. No lo había notado antes, porque el resto de la escena había llamado mi atención. Había palabras en el espejo, hechas con sangre.

Pobres, pobres Badicas. Quedaban tan pocos. Una familia real casi destruida. Otros les seguirán.

Tamara gruñó enfadada y se alejó del espejo, estudiando otros detalles en el cuarto de baño.

Mientras salíamos del baño, esas palabras se repetían en mi mente. Una familia real casi destruida. Otros les seguirán.

Los Badicas, eran una familia real pequeña, esto era cierto. Pero los que habían sido asesinados aquí no eran los únicos que quedaban. Probablemente todavía quedaban unos 200. Esto no era una familia tan numerosa como, por ejemplo, la Ivashkovs. Esa familia real, en particular, era enorme y estaba muy extendida. Quedaban, sin embargo, mucho más Badicas que algunos de las otras familias reales.

Como los Dragomirs.

Lissa era la única que quedaba.

Si los Strigoi querían destruir el linaje de familias reales, no tenía nada mejor que ir detrás de ella. La sangre Moroi les daba poder a los Strigoi, entonces entendía que ellos lo deseasen. Supuse que ir específicamente detrás de las familias reales era simplemente parte de su naturaleza cruel y sádica. Era irónico que los Strigoi quisiesen destruir la comunidad Moroi, ya que muchos de ellos habían sido parte de ella.

El espejo y la advertencia me consumieron durante el resto del tiempo que estuvimos en la casa, y mi conmoción y miedo se convirtieron en rabia. ¿Cómo podían hacer eso? Como una criatura podía ser tan maléfica y retorcida para hacerle esto a toda una familia - que quisiesen barrer un linaje real entero? Como podrían hacer eso cuando antes habían sido como Lissa y yo?.

Al pensar en Lissa - pensar en la intención de los Strigoi de destruir también en su familia – se removió una rabia oscura dentro mí. La intensidad de esa emoción casi me derrumbó. Era algo oscuro y podrido, y cada vez iba en aumento. Una tormenta a punto de desatarse. Y de repente quería rasgar en pedazos con mis propias manos cada Strigoi que se pusiese a mi alcance.


Cuando finalmente entré en el coche para regresar a San Vladimir con Dimitri, cerré la puerta con tanta fuerza que me sorprendió que no se cayese.

Dimitri me miró sorprendido. "¿Qué sucede?"

"¿Hablas en serio?" Exclamé, incrédula. "¿Cómo puedes preguntarme eso? Estabas allí. Lo has visto".

"Lo vi", estuvo de acuerdo. "Pero no lo pago con el coche."

Me puse el cinturón y fruncí el ceño. "Los odio. Los odio a todos! Ojala hubiesen estado allí. ¡Les hubiera arrancado las gargantas! "

Casi estaba gritando. Dimitri me miraba, su rostro tranquilo, pero estaba claramente impresionado con mi explosión.

"¿De veras crees que pasaría eso?", Preguntó. "¿Crees que podrías haber sido mejor que Art Schoenberg, después de haber visto lo que los Strigoi hicieron allí? Después de ver lo que Natalie hizo contigo? "

Vacilé. Había luchado brevemente con la prima de Lissa, Natalie, cuando se convirtió en una Strigoi, antes de que Dimitri apareciese y me salvase el pellejo. Incluso con una Strigoi recién convertida- débil y descoordinada – ella literalmente me había lanzado por el pasillo.
Cerré los ojos y respiré profundamente. De repente, me sentí estúpida. Había visto lo que un Strigoi podía hacer. Si salía corriendo impetuosamente y trataba de hacerme la heroína probablemente el resultado seria la muerte. Todavía estaba en fase de preparación para ser una guardiana, aún tenía mucho que aprender - y ninguna niña de diecisiete años podría vencer a seis Strigoi.

Abrí mis ojos. "Lo siento", le dije, al recuperar el control de mi misma. La cólera que había explotado dentro de mí había desaparecido. No sabía de donde había venido. Yo era muy irascible y actuaba impulsivamente, pero eso había sido intenso y malo incluso para mí. Extraño.

“No pasa nada", dijo Dimitri. Se inclinó y puso su mano encima de la mía durante unos segundos. Luego la retiró y arrancó el coche. "Fue un día largo. Para todos nosotros. "


Cuando regresamos a la Academia de San Vladimir, cerca de la medianoche, ya todos sabían acerca de la masacre. El día de escuela de los vampiros acababa de terminar, y yo no había dormido en 24 horas. Mis ojos estaban nublados y perezosos, y Dimitri me ordenó ir a mi dormitorio y dormir un poco. Él, por supuesto, parecía alerta y listo para cualquier cosa. A veces yo pensaba que el no dormía. Se acercó a otros guardianes para hablar del ataque, después de que le hubiese prometido que me iría directa a la cama. En cambio, fui a la biblioteca una vez que no me podía ver. Necesitaba ver Lissa, nuestra conexión me decía que ella estaba allí.

Estaba oscuro como la boca de un lobo mientras iba por el corredor de piedra que comunicaba mi dormitorio con el edificio principal de la escuela secundaria. La nieve cubría completamente la hierba, pero el pavimento había sido limpiado a fondo de todo el hielo y la nieve. Lo que me recordó la descuidada casa de los Badicas.

El edificio principal era grande y tenía un aspecto gótico, mas apropiada para una película medieval que para un instituto.

Dentro, el aire de misterio y de historia antigua llenaba todo el edificio: paredes de piedra y cuadros antiguos luchaban contra los ordenadores y las luces fluorescentes. La tecnología moderna se había abierto un hueco, pero nunca dominaría.

Después de pasar por la puerta electrónica de la biblioteca, me dirigí inmediatamente a una de las esquinas en donde estaban guardados los libros de geografía y de viajes. Por supuesto, encontré a Lissa sentada en el suelo, apoyada contra un estante.

"Ey", dijo, mirando por encima del libro abierto sobre una de sus rodillas. Se apartó algunos mechones de pelo de delante de su cara. Su novio, Christian, estaba en el suelo cerca de ella, con la cabeza en su otra rodilla. Me saludó con un movimiento de cabeza. Teniendo en cuenta el antagonismo que a veces aparecía entre nosotros, era como darme un abrazo. A pesar de su pequeña sonrisa, yo podía sentir la tensión y el miedo en ella; pues fluía a través de la conexión.

"Ya lo sabes", le dije, sentándome con las piernas cruzadas.

Su sonrisa desapareció y los sentimientos de miedo y ansiedad aumentaron. Me gustaba nuestra conexión por que me permitía protegerla mejor, pero ahora mismo no necesitaba que mis propios sentimientos conflictivos aumentasen al sentir los suyos.

"Es horrible", dijo estremeciéndose. Christian entrelazó su mano con la de ella y le dio un pequeño apretón. Ella apretó de vuelta. Estos dos eran tan empalagosos y tan dulces que sentía la necesidad de cepillarme los dientes siempre que estaba con ellos. "Están diciendo... dicen que había seis o siete Strigoi. Y humanos que les ayudaron a romper las custodias."

Apoyé mi espalada contra una estantería. Las noticias realmente viajaban rápido. De repente, me sentía mareada. "Sí".

"¿En serio?" Preguntó Christian. "Pensé que eran sólo un montón de paranoias."

"No..." me di cuenta de que nadie sabía en donde había estado. "Yo... Yo estuve allí".

Los ojos de Lissa se agrandaron, la conmoción cruzó su rostro. Incluso Christian - el representante de los "sabihondos" - parecía sombrío. Si no fuera por el horror que todos sentíamos, me hubiera alegrado de pillarlo con la guardia baja.

"Estás bromeando", dijo, con voz incierta.

"Pensé que estabas haciendo tu test calificativo..." Las palabras de Lissa murieron.

"Debería", le dije. "fue el tipo de cosa “en el lugar y en la hora equivocada”. El guardián que me iba a hacer la prueba vivía allí. Dimitri y yo entramos, y... "

No pude terminar. Imágenes de sangre y de muerte que habían llenado la casa de los Badica aparecieron de nuevo en mi mente. Tanto el rostro de Lissa como nuestra conexión se llenaron de preocupación.

"Rose, ¿estás bien?" Ella preguntó suavemente.

Lissa era mi mejor amiga, pero no quería que supiese cuan aterrada y molesta me había dejado la masacre. Quería ser valiente.

"Genial", dije, entre dientes.

"¿Cómo paso?" preguntó Christian. Su voz estaba llena de curiosidad, pero también había algo de culpa – él sabía que estaba mal querer saber acerca de algo tan horrible. Pero no pudo dejar de preguntar. La falta de control era algo que teníamos en común.

"Fue..." Negué con la cabeza. "No quiero hablar de eso."

Christian comenzó a protestar y, a continuación, Lissa puso su mano en su cabeza. El gesto de censura lo silenció. Hubo un momento de torpeza entre nosotros. Al leer la mente Lissa, sentí que ella buscaba desesperadamente un cambio de tema.

"Dicen que lo sucedido va a estropear nuestras visitas de Navidad", dijo después de algunos segundos. "La tía de Christian va a venir, pero la mayoría de la gente no quiere viajar, y quiere que sus hijos están a salvo aquí. Están aterrados con el grupo de Strigoi".

No había pensado las consecuencias de un ataque como este. Apenas faltaban unas semanas para Navidad. Normalmente había una gran cantidad de viajes en el mundo Moroi en esta época del año. Los estudiantes se iban a casa a visitar a sus padres, o los padres se venían al campus para visitar a sus hijos.

"Esto va a mantener a muchas familias separadas", murmuré.

"Y obstaculizar las reuniones de la realeza", dijo Christian. Su breve seriedad desaparecido; había regresado a lo sarcástico. “Ya sabes cómo son en esta época del año – siempre compitiendo para dar la mayor fiesta. No saben qué hacer".

No podía creerlo. Mi vida se basaba en luchar, pero los Moroi tenían sus propias luchas internas - en particular la nobleza y realeza. Libran sus propias batallas con palabras y alianzas políticas, y honestamente, prefiero la forma más directa de golpes y patadas. Lissa y Christian, en particular, tenían que navegar en aguas turbulentas. Ambos eran de familias reales, lo que significa que tenían una gran cantidad de atención, dentro y fuera de la Academia.

La cosa era peor para ellos que para la mayoría de los Moroi de la realeza. La familia de Christian vivía bajo la sombra de sus padres. Ellos se había convertido en Strigoi por propia elección, abandonado su magia y su moralidad para convertirse en inmortales y subsistir a base de otros. Sus padres ahora estaban muertos, pero esto no impedía que las personas desconfiasen de él. Parecían pensar que él se convertiría en un Strigoi en cualquier momento y se llevaría a todos los demás con él. Su rudeza y el sentido de humor negro no le ayudaban.

La atención sobre Lissa venia del hecho de que es la última de su familia. Ningún otro Moroi tenía suficiente sangre Dragomir como para recibir el nombre. Su futuro marido, probablemente tendría suficientes familiares como para asegurarse que sus hijos fuesen Dragomirs, pero por ahora, ser la única, hacia de ella toda una celebridad.

Pensar en eso me recordó de repente el aviso del espejo. Mis náuseas aumentaron. Aquella rabia y desesperación reaparecieron, pero las envié lejos con una broma.

"Deberían tratar de resolver sus problemas como hacemos nosotros. Una pelea podría ser algo buena para la realeza. "

Lissa y Christian rieron. Él miró Lissa con una sonrisa tonta, mostrando sus colmillos. "¿Qué te parece? Creo que te ganaría si nos peleásemos".

"Ya te gustaría," lo provocó. Sus sentimientos de preocupación desaparecieron.

"Si me gustaría", dijo mientras la miraba.

Había una intensa nota sensual en su voz que hizo que su corazón latiese descontrolado.
Cierta envidia me invadió. Ella y yo habíamos sido amigas de por vida. Podía leer su mente. Pero el hecho era el siguiente: Christian es una gran parte de su mundo ahora, y tenía un papel que yo nunca tendría – así como el nunca sería parte de la conexión que existía entre ella y yo. Nosotros dos medio lo aceptamos, pero no nos gustaba el hecho de que tuviésemos que dividir su atención, y de vez en cuando parecía que la tregua que habíamos hecho por el bien de ella, desaparecía.

Lissa colocó su mano en su mejilla. "Compórtate".

"Yo me comporto", le dijo a ella, su voz todavía un poco ronca. "A veces. Sin embargo, a veces no quieres que yo... "

Suspirando, me levanté. "Genial. Voy a dejar solos ahora".

Lissa parpadeó y arrastró su mirada lejos de Christian, de repente parecía avergonzada.

"Lo siento", murmuró ella. Se puso colorada. Al ser pálida como los demás Moroi, esto hizo que ella se viese más hermosa. No es que necesitase mucha ayuda en eso. "No tienes que ir..."

"No, todo está bien. Estoy agotada", le aseguré a ella. Christian no parecía muy preocupado por mi marcha. "Hablamos mañana."

Empecé a irme, pero Lissa me llamó. "Rose?... ¿Seguro que estás bien? Después de todo lo que pasó? "

La miré a sus ojos color verde jade. Su preocupación era tan fuerte y profunda que sentí una punzada en mi pecho. Podría ser la persona más cercana a ella que cualquier otra en el mundo, pero no quería que se preocupase por mí. Era mi trabajo mantenerla a salvo. Ella no debería preocuparse por mí, en particular si los Strigoi habían decidido hacer una lista negra de las familias reales.

La dirigí una sonrisa descarada."Estoy bien. No hay de qué preocuparse a menos que vosotros dos empecéis a quitaros la ropa antes de que me vaya. "

"Entonces es mejor que te vayas", dijo Christian.

Ella le dio un codazo y yo puse los ojos en blanco. "Buenas noches", les dije.

Así que me di la vuelta, mi sonrisa desapareció. Me dirigí a mi habitación con el corazón desgarrado, esperando no soñar esta noche con los Badicas.
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Ficha de personaje
Nombre: Katherine Madison
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Lectura online: Sangre Azul Empty
MensajeTema: Re: Lectura online: Sangre Azul   Lectura online: Sangre Azul EmptyVie Dic 16, 2011 11:06 am

Capítulo 3


El pasillo de mi dormitorio estaba lleno cuando corrí a toda velocidad al entrenamiento de antes de las clases. La conmoción no me sorprendió. Un buen sueño había ido muy lejos a perseguir las imágenes de la noche anterior, pero sabía que ni yo ni mis compañeros olvidaríamos fácilmente lo que había ocurrido en las afueras de Billings.

Y sin embargo, como he estudiado las caras y otros grupos de principiantes, me di cuenta de algo raro. El miedo y la tensión de ayer seguían allí, sin duda, pero también había algo nuevo: emoción. Un par de novatos estaban prácticamente chillando de alegría mientras hablaban en silenciosos susurros. Cerca de allí, un grupo de chicos de mi misma edad gesticulaban violentamente y tenían caras entusiasmadas y sonrientes.

Me estaba perdiendo algo allí … a no ser que todo lo que sucedió ayer fuera un sueño. Necesite de todo mi autocontrol para no ir a preguntarle a alguien que estaba sucediendo. Si me retrasaba, llegaría tarde al entrenamiento. Aunque la curiosidad me estaba matando. ¿Habían encontrado o habían matado a los Strigoi y a los humanos? Sin duda sería una buena noticia, pero algo me decía que ese no era el caso. Empujando las puertas para abrirlas, me lamente de tener que esperar hasta el desayuno para averiguarlo.

-Hath-away, no huyas - me llamó una voz monótona.

Eche un vistazo detrás mío y hice una mueca. Mason Ashford, otro principiante y buen amigo mío, empezó a andar a mi lado.

-Que eres, doce? – Le pregunté, continuando andando hacia el gimnasio.

-Casi- dijo -Ayer eche de menos tu rostro sonriente. ¿Dónde estabas?-

Al parecer, mi presencia en la casa de los Badica aun no había sido revelada. No es que fuera un secreto o algo así, pero yo no quería discutir los detalles sangrientos. – Tenía cosas que entrenar con Dimitri.-

-Dioss- murmuro Manson. - Ese tipo siempre esta trabajando contigo ¿ No se da cuenta de que nos esta privando a los demás de tu belleza y encanto?-

- Cara sonriente? Belleza y encanto? No será que estas un poco espeso esta mañana? No?- me rio.

- Oye, estoy diciendo las cosas como son. En realidad, tienes suerte de tener a alguien tan suave y brillante como yo haciendo toda esta gran atención para ti.-

Seguí sonriendo. Mason siempre coqueteo mucho, y le gustaba coquetear conmigo en particular. En parte era sólo porque yo era buena en eso y le gustaba coquetearme. Pero se que sus sentimientos hacía mí son algo más que de amistad, y yo todavía estaba decidiendo cómo sentirme acerca de eso. El y yo tenemos el mismo ridículo sentido del humor y frecuentemente llamábamos la atención en la clase y entre amigos. Tenía unos magníficos ojos azules y un desordenado pelo rojo que parecía que nunca se hubiera acostado. Era lindo.

Pero salir con alguien nuevo iba a ser un poco difícil cuando todavía pensaba en el tiempo que estuve medio desnuda en la cama con Dimitri.

-Suave y brillante. No?- Sacudí mi cabeza. – No creo que me des mucha atención mientras tengas un ego tan grande. Necesitas que alguien te golpee un poco.-

- ¿A si?- preguntó -Bueno, puedes probar lo mejor de ti en las pistas.-

Dejé de caminar. -¿El qué?-

-Las pistas- Inclina la cabeza. – Tu sabes, el viaje de esquí.-

-¿Qué viaje de esquí?- Me parece que faltaba algo serio aquí.

-¿Dónde has estado esta mañana?- me pregunto mirándome como si yo estuviera loca.

- En la cama! Me levante solamente, como, hace cinco minutos. Ahora empieza desde el principio y cuéntame de que estas hablando.- Temblé por la falta de movimiento. –I vamos a seguir andando- lo hicimos.

- A si que, sabes todo el mundo tiene miedo de que sus hijos vuelvan a casa por Navidad? Bueno, pues hay un albergue de esquí enorme en Idaho que se utiliza exclusivamente para la realeza i los Morois ricos. Los dueños lo vana abrir para los alumnos de la Academia y sus familias, y cualquier otro Moroi que desee ir. Con toda esta gente, van a haber un tonelada de guardianes para protegerlo, así que estaremos totalmente seguros.-

-No puedes estar diciéndolo en serio- le digo. Llegamos al gimnasio i entramos en el frio.

Manson asintió con impaciencia. – Es verdad. Se supone que el lugar es increíble.- Él me dio esa sonrisa que siempre hacia que la mía volviera. –Vamos a vivir como unos príncipes, Rose. Al menos durante una semana o algo así. Saldremos un día después de Navidad.-

Me pare allí, entusiasmada y sorprendida. Yo no lo había visto así. Realmente era una idea brillante, que permitía reunir a las familias con una buena seguridad. ¡Un punto de reunión! Una albergue real de esquí. Yo esperaba pasar la mayoría de mis vacaciones matando el tiempo y mirando la TV con Lissa y Christian. Ahora iba estar en un alojamiento de cinco estrellas. Cenas de langosta. Masajes. Guapos instructores de esquí...

El entusiasmo de Mason era contagioso. Podía sentirlo crecer en mi, y luego de repente, se paro.

Estudiando mi cara, vio el cambio en seguida. -¿Qué tiene de malo? Es genial-

-Lo es- admito – I se porque todo el mundo esta tan entusiasmado, pero la razón por la cual vamos a ir a este lugar de lujo es porque, bueno, porque la gente murió. Quiero decir, no parece raro todo esto?-

Manson disminuyo un poco su expresión de alegría – Sí, pero nosotros estamos vivos, Rose. No podemos dejar de vivir porque otras personas estén muertas. Y tenemos que asegurarnos que un mayor numero de personas no mueran. Por eso ese lugar es una gran idea. Es seguro.- Sus ojos eran tormentosos. - Dios, no puedo esperar a que estemos fuera de aquí, en el campo. Después de escuchar lo que paso, sólo quiero ir a romper alguno Strigoi. Me gustaría poder ir ¿sabes? No hay ninguna razón. Ellos podrían utilizar ayuda adicional, y sabemos todo lo que necesitamos saber para –

La furia de su voz me recordó a mi explosión de ayer, a pesar de que yo había reaccionado más que él. Sus ganas de actuar era impetuosas y ingenuas, mientras que la mías habían nacido de algo extraño, oscuro e irracional que yo aun no entiendo.

Cuando no respondi, Mason me miro perplejo. -¿No quieres?.-

-No se Manson- Yo miraba hacia el suelo evitando sus ojos y estudiando la punta de mis zapatos. –Quiero decir, no quiero que haya Strigois por allí, matando a la gente. Y quiero evitar que ocurra… pero, bueno, ni siquiera estamos cerca de estar preparados. He visto lo que pueden hacer yo no se. Apresurarse no sería la respuesta.- Sacudí la cabeza pareciendo reservada. Que pena. Sonaba tan lógica y cautelosa. Sonaba como Dimitri. -No es importante, ya que no va a pasar nada de todos modos. Supongo que debe ser solo el entusiasmo del viaje, ¿eh?-

El humor de Manson cambio rápidamente, y se volvió una vez más tolerante. – Sí. I tu harías mejor de tratar de recordar como has de esquiar, porque te estoy retando a que me golpees el ego. Que no va a suceder.-

Sonreí otra vez. – Chico, seguro que va a ser muy triste cuando te haga llorar. Ya me estoy sintiendo culpable.-

Abrió la boca. Sin duda, para darme alguna elegante respuesta, y a continuación, su mirada capturo algo - o más bien a alguien detrás de mí. Me volví i vi la alta figura de Dimitri acercándose des del otro lado del gimnasio. Me hizo una reverencia de galante. - Su señor y amo. Te veo después Hathway. Empieza a planear tus estrategias de esquí.- Abrió la puerta y desapareció en la oscuridad. Me di la vuelta y me uní a Dimitri.

Al igual que otros dhampirs novatos, pasé la mitad de mi día escolar en una forma o otra, preparándome, ya sea física o aprendiendo sobre la lucha contra los Strigoi y la manera de defenderse contra ellos. Los novatos también hacían prácticas a veces después de la escuela. Yo sin embargo, me encontraba en una situación única.

Aunque hice una pausa de mi decisión de irme lejos de St. Vladimir. Victor Dashkov había representado una gran amenaza para Lissa. Por eso nuestro ampliado tiempo de vacaciones había vuelto con consecuencias. Estar fuera durante 2 años me había atrasado en mis clases de guardián, por lo tanto, la escuela había declarado que tenía que ir a más practicas antes y después de la escuela.

Con Dimitri.

Poco sabían ellos que también me estaban dando lecciones para evitar las tentaciones. Pero dejando mis tentaciones de lado, yo era una alumna rápida, y con su ayuda casi había atrapado hasta los seniors.

Puesto que no llevaba puesto su abrigo, yo sabía que íbamos a trabajar a dentro hoy, que fue una muy buena noticia. Fuera te congelabas. Sin embargo, la felicidad que sentí no fue nada comparado con lo que sentí cuando vi que era exactamente lo que él había preparado en la sala de entrenamiento.

Había una serie de maniquíes repartidos en los extremos de las paredes, maniquíes que parecían asombrosamente reales. No paja rellenando una bolsa. Había hombres y mujeres, con ropa de calle, con piel de goma y distintos colores de pelo y ojos. Tenían expresiones que iban des de miedo, feliz a enfadado. Ya había trabajado con estos maniquíes en otros entrenamientos, para darle patadas y puñetazos. Pero nuca trabaje con lo que sostenía Dimitri: Una estaca de plata.

-Cool - respiré.

Era idéntica a la que había encontrado en la casa de los Badica. Tenía una empuñadura en la parte inferior, casi como una empuñadura en la que el lado sobresalía un poco. Allí fue donde su semejanza con una daga se terminó. En lugar de una hoja plana, la estaca tenía espesor, con un cuerpo redondeado que se reducía en un punto, algo así como un pica hielo. Toda ella era un poco más corta que mi antebrazo.

Dimitri se inclino casualmente contra la pared, en una postura fácil que siempre le quedaba notablemente bien. Con una mano, lanzo la estaca al aire, que giro dando un par de volteretas y luego bajó. Él la cogió por la empuñadura primero.

-Por favor, dime que hoy voy a aprender esto.-le digo.

La diversión destellaba en las profundidades de sus ojos oscuros. Creo que él debía de pasar momentos duros al tener que guardar una cara seria a mí alrededor a veces.

-Vas a tener suerte si te dejo sostenerla hoy- él dijo. Con un movimiento volvió a tirar la estaca en el aire. Mis ojos lo siguieron ansiosamente. Empecé a decir que ya había sostenido una ya, pero sabía por la línea de la lógica que no conseguiría llegar a ningún sitio.

En su lugar, arrojó mi mochila al suelo, tiro mi abrigo al suelo y me crucé de brazos expectante. Llevaba unos pantalones anchos atados a la cintura y un top con capucha encima. Arrastre mi pelo oscuro brutalmente para hacerme una cola de caballo. Estaba lista para cualquier cosa.

-¿Quieres que te diga como funcionan y porque debería siempre ser cautelosa a su alrededor?- le digo.

Dimitri que giraba la estaca la detuvo y me miraba asombrado.

-Vamos- me rio –No crees que se como trabajas ahora? Hemos estado haciendo esto durante casi tres meses. Siempre me haces hablar de la seguridad y la responsabilidad antes de dejarme hacer algo divertido.-

-Ya veo- dijo – Bueno, creo que lo tienes todo planeado. Así que puedes seguir con la clase. Voy a esperar aquí hasta que me necesites de nuevo.-

Él guardó la estaca envolviéndola en un protector de cuero que colgaba de su cinturón y después se apoyo cómodamente contra la pared, poniendo las manos en los bolsillos. Espere, pensando que bromeaba, pero cuando no dijo nada, me di cuenta de lo que significaban sus palabras.

-La plata siempre tiene potentes efectos sobre las criaturas mágicas, que pueden ayudar o dañarlos si le pones suficiente poder. Las estacas son bases realmente duras porque cogen a cuatro Morois distintos para hacerlas, y utilizan cada uno del los cuatro elementos para forjarla.-Fruncí el ceño, viendo algo de repente.- Bueno, excepto el espíritu. Por lo tanto, se alimentan de la magia y son las únicas armas, aparte de la decapitación, que pueden hacerle daño a un Strigoi , pero para matarles, se debe de clavar a través del corazón.-

-¿Te haría daño?-

Sacudí mi cabeza. - No, quiero decir, bueno, sí, si me la clavaras en el corazón me dañaría, pero no como le dañaría a un Moroi. Si les arañara con la estaca, les golpearía muy dura, pero no tan fuerte como le afectaría a un Strigoi. Y no les dolería a los humanos, ya sea…-
Me pare un momento y mire distraídamente la ventana detrás de Dimitri. La helada cubría el cristal, patrones cristalinos chispeaban, pero apenas lo noté. Mencionar los humanos y las estacas me había trasportado de nuevo a la casa de los Badica. La sangre y la muerte destellaba en mis pensamientos.

Viendo a Dimitri mirarme, sacudí las memorias y seguí con la lección. Dimitri de tanto en tanto asistía con la cabeza o me hacía una pregunta para aclarar alguna cosa. Cuando el tiempo se termino, me quede esperando que él me dijera que había acabado y que podría empezar la carnicería de los maniquíes. En cambio, espero hasta casi diez minutos antes de que finalizara nuestra clase antes de conducirme hasta uno con el pelo rubio y perilla.
Dimitri sacó la estaca pero no me la dio.

-¿Dónde lo vas a poner?- me preguntó

-En el corazón- Le respondí irritada –Ya te dije eso como unas cien veces. ¿Puedo tenerla ahora?-

El se permitió una sonrisa. -¿Dónde está el corazón?-

Le di un mirada de lo estas diciendo en serio. Él simplemente se encogió de hombros.
Con mucho énfasis señale el lado izquierdo del pecho del maniquí. Dimitri sacudió la cabeza.

-Allí no está el corazón- me dijo

-Claro que está! La gente pone su mano sobre el corazón al decir un juramento a la Bandera o al cantar el himno nacional.-

Él siguió mirándome de manera expectante.

Me volví de nuevo al maniquí estudiándolo. En la parte trasera de mi cerebro me acorde del aprendizaje de la RCP y en donde tuvimos que poner nuestras manos. Golpeé ligeramente el centro del pecho del maniquí.

-Es aquí?-

El arqueó la ceja. Normalmente pensaba que era algo genial. Hoy me molestaba. - No sé- dijo -¿Es?-

-Es lo que te estoy preguntando!-

-No deberías de tener que preguntármelo. ¿No tomasteis todos fisiología?-

-Sí. El año pasado. Me encontraba de “vacaciones” ¿recuerdas?- Señale la estaca que destellaba. –¿Puedo cogerla ahora?-

Le da la vuelta de nuevo, haciendo un flash de luz, y desapareció en la vaina.-Quiero que me digas dónde está el corazón en la próxima clase. Exactamente donde. Y también quiero saber cual es el camino para llegar a él.-

Le di mi más feroz mirada, que a juzgar por su expresión, no debe haber sido nada feroz. Nueve de cada diez veces pensé que Dimitri era la cosa más sexy sobre la tierra. Luego, habían momentos como este…

Me dirigía la primera clase, una clase de combate, de mal humor. No me gustaba parecer una incompetente delante de Dimitri, y realmente, realmente deseé usar una estaca. Por lo tanto, en clase saque mis molestias a cualquiera que pudiera darle un puñetazo o pegarle una patada. Al final de la clase, nadie quería luchar conmigo. Golpeé accidentalmente a Meredith, una de las pocas chicas que había en mi clase, tan fuerte que ella pensaba que le había atravesado su espinilla de lleno. Ella iba a tener un feo moratón y espero mirándome como si lo hubiera hecho a propósito. Me disculpé inútilmente.

Luego, Manson me encontró de nuevo.-Oh, hombre- él dijo estudiando mi cara. -¿Quién te ha molestado?-

De inmediato empecé a contarle lo de la estaca de plata y el corazón.

Para mi disgusto, se rió. -¿Cómo no sabes dónde está el corazón? Sobretodo teniendo en cuenta cuantos muchos de ellos has roto?-

Le di la misma mirada feroz que le di a Dimitri. Esta vez funciono. La cara de Manson palideció.

-Belikov es un enfermo, un hombre malvado que debería ser arrojado a un pozo de víboras rabiosas por la gran ofensa que ha cometido en tu contra esta mañana.-

-Gracias- le digo, luego pienso - ¿Pueden las víboras ser rabiosas?-

-No veo porque no. Todo puede ser. Yo creo.- Me aguanta la puerta para mí. –Aunque, los gansos canadienses podrían ser peor que las víboras.-

Le di una mirada de soslayo – ¿Los gansos canadienses son más mortíferos que las víboras?-

-¿Alguna vez has intentado alimentar a esos pequeños bastardos?- me preguntó, procurando seriedad –Son viciosos. Lo que obtienes lanzándolo a las víboras, muere rápidamente. ¿Pero los gansos? Tienes para días. Más sufrimiento.-

-Wow. No se si tengo que estar impresionada o asustada de que hayas pensado todo esto.- Comento.

-Sólo trato de encontrar formas creativas de vengar tu honor, eso es todo.-

-Tu nunca has sido un tipo creativo, Mase-

Estábamos justo fuera nuestra segunda clase. Mason sigue teniendo la expresión de luz de broma, pero había un sugestiva nota en su voz cuando hablo de nuevo. –Rose, cuando estoy cerca de ti, pienso en toda clase de cosas creativas para hacer.-

Todavía estaba riendo sobre las víboras y me pare bruscamente, mirándolo con sorpresa. Siempre pensé que Mason era lindo, pero con esa seriedad, la mirada humeaba en sus ojos, repentinamente se me ocurrió por primera vez que en realidad era un tipo sensual.

-Oh, mira eso- se rió, notando lo mucho que me había cogido con la guardia baja.-Rose consigue quedarse sin habla. Ashford 1, Hathway 0.-

-Oye, no quiero hacerte llorar antes del viaje. No será divertido si ya te he roto incluso antes de que lleguemos a las pistas.-

Se rió y entramos al aula. Era una clase teórica de guardianes, una que hacíamos en una clase real, no en un lugar de práctica sobre el terreno. Se trataba de un agradable descanso de todo el esfuerzo físico. Hoy, habían tres guardianes que estaban parados en frente y que no eran del regimiento de la escuela. Los padres y sus guardianes ya habían empezado a llegar a la escuela para acompañar a sus hijos a la estación de esquí. Me pico la curiosidad inmediatamente.

Uno de los invitados era un hombre que parecía que tenía un centenar de años, pero aun podía patear importantes culos. El otro tipo era aproximadamente dela edad de Dimitri. Tenía una piel profundamente bronceado y estaba lo suficientemente bien trabajado para que algunas niñas de la clase parecían lista para desmayarse.

El último guardián era una mujer. Su cabello castaño-rojizo y rizado era cautivador, y sus ojos marrones se perdieron en el pensamiento. Como he dicho, una gran cantidad de dhampir mujeres optan por tener hijos en lugar de seguir su camino como guardianas. Dado que yo también era una de las pocas mujeres en esta profesión, siempre he estado muy contenta de cumplir con los demás, como Tamara.

Sólo que esta no se trataba de Tamara. Esta era alguien que conocía por muchos años, alguien que lo acciono todo menos el orgullo y el entusiasmo. Por el contrario sentí resentimiento. El resentimiento, la ira y la furia.

La mujer de pie en frente de la clase ERA MI MADRE.
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